En los últimos días, el debate sobre los límites de la libertad de expresión en el arte ha cobrado gran relevancia a raíz de la clausura de la exposición “La venida de Jesús” del artista chiapaneco Fabián Chairez en la Academia de San Carlos. Esta decisión, resultado de una orden judicial, ha desatado una fuerte discusión en la que se confrontan los derechos fundamentales de libertad de expresión y respeto a las creencias religiosas.
Para entender la complejidad del problema, es necesario analizar con más profundidad el significado y valor de la libertad de expresión. Este constituye un derecho humano, consagrado en la Constitución, que permite a los individuos manifestar sus ideas sin censura. No obstante, como cualquier derecho, no es absoluto y encuentra sus límites en la protección de otros derechos, tales como el respeto a la dignidad, la moral pública y la paz social. En este sentido, el arte no puede ni debe entrar en el peligroso terreno de dañar la sensibilidad de una creencia. La libertad de expresión artística no está exenta de responsabilidad, y es esencial reconocer que la provocación no puede ser justificada si su único objetivo es ofender o desacreditar valores profundamente arraigados en la sociedad.
La exposición de Chairez, que incorpora una visión erótica y crítica de figuras religiosas, ha sido percibida por sectores de la población católica y cristiana como una afrenta directa a sus creencias. Cabe recordar que más del 70% de la población mexicana se identifica con alguna de estas doctrinas, lo que evidencia la fuerte raíz cultural y social de la religión en nuestro país. Por lo tanto, es válido cuestionarse si el arte debe tener restricciones cuando su contenido resulta ofensivo para una parte significativa de la sociedad.
Además, es importante considerar el papel del Estado en esta situación. México se define como una nación laica, lo que implica que el gobierno no favorece ni discrimina ninguna religión. Sin embargo, también tiene la obligación de garantizar que el ejercicio de la libertad de expresión no vulnere otros derechos. En este caso, la decisión judicial que llevó a la clausura de la exposición responde a la necesidad de preservar el orden y evitar posibles conflictos derivados de una ofensa a la sensibilidad religiosa de un sector de la población.
Por otro lado, es innegable que el arte, a lo largo de la historia, ha sido una herramienta de crítica y transformación social. Obras de artistas como Francisco de Goya, Diego Rivera o José Clemente Orozco han desafiado normas establecidas y han generado debate sobre la moralidad y la justicia social. Desde esta perspectiva, censurar una exposición por su contenido simbólico podría sentar un precedente peligroso para la libertad creativa y la diversidad de pensamiento.
No obstante, también es necesario cuestionarnos sobre los límites de esta expresión. Si bien el arte puede y debe incomodar, también es esencial considerar el respeto mínimo que merece toda creencia o convicción personal. En este punto, resulta oportuno recordar las palabras de Benito Juárez: “El respeto al derecho ajeno es la paz”.
Ahora bien, ¿qué sucedería si tomamos cualquier fotografía de un ser querido del artista chiapaneco y con ella erotizáramos una nueva producción artística? ¿Le gustaría? ¿Defendería el derecho de que el arte todo puede ser válido como expresión humana y artística? El respeto surge precisamente de no hacer a los demás lo que no queremos que se haga a nosotros.
La polémica generada por la cancelación de “La venida de Jesús” pone de manifiesto la delgada línea entre la libertad artística y el respeto a las creencias religiosas. Si bien es fundamental defender el derecho a la expresión, también lo es garantizar que esta no se convierta en una herramienta de agravio o provocación innecesaria.
El verdadero reto radica en encontrar un punto de equilibrio donde el arte pueda seguir cumpliendo su función crítica sin vulnerar los derechos ni la sensibilidad de otros. La reflexión, el diálogo y el respeto mutuo deben ser las bases para construir una sociedad en la que la expresión y la convivencia sean compatibles.
Boletín de prensa
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