El día de ayer, desde las 3 de la tarde, un amplio sector del oriente de Mérida sufrió una severa afectación en el suministro eléctrico que se extendió hasta alrededor de la 1 de la mañana. Este corte afectó a numerosos hogares y negocios de la zona, generando múltiples inconvenientes para la población.
De acuerdo con el Servicio a Clientes (071), un usuario fue informado de que el problema se debió a un fallo en la red eléctrica. Durante todas esas horas, los comercios formales y populares se vieron obligados a cerrar, impidiendo que pudieran llevar a cabo sus ventas. Además, los estudiantes no pudieron completar sus tareas, y muchas familias sufrieron las altas temperaturas en sus hogares sin la posibilidad de hacer uso de ventiladores o aires acondicionados. Las actividades cotidianas de los ciudadanos también se vieron interrumpidas, creando un ambiente de frustración y malestar general.
El costo de esta afectación es difícil de cuantificar, especialmente considerando que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) no pudo resolver el problema en las cuatro horas que prometió, a pesar de conocer la falla. No fue hasta pasada la medianoche que se restableció el servicio, dejando a los usuarios en la incertidumbre y el descontento.
Este incidente resalta un problema más amplio en el sistema eléctrico del país. En el contexto de la Cuarta Transformación (4T), el gobierno ha realizado cambios legislativos significativos que han transformado a la CFE de una empresa productiva del Estado a una entidad paraestatal con la intención de rescatarla. Sin embargo, los constantes y reiterados apagones evidencian un diagnóstico preocupante sobre la infraestructura eléctrica y la capacidad de la CFE para garantizar un servicio continuo y eficiente.
Este tipo de situaciones plantea interrogantes sobre la efectividad de las reformas implementadas y la verdadera capacidad de la CFE para atender las necesidades de los ciudadanos. La falta de un suministro eléctrico confiable no solo afecta la vida diaria de las personas, sino que también tiene un impacto directo en la economía local y en el desarrollo de la región.
Es fundamental que se tomen medidas concretas para mejorar la situación del sistema eléctrico en Yucatán y en todo el país, garantizando un suministro seguro y constante para todos los ciudadanos.
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