No obstante las cosas cambiaron cuando se supo que en la reciente discusión del paquete de ingresos del Gobierno Federal, el defensor de la economía familiar, firmó la minuta donde se daba cauce a los gasolinazos propuestos por el Ejecutivo tan discutido y rebatido en el clamor popular.
El día 31 del mes pasado, en algunas glorietas, como la del fraccionamiento Brisas – el ex cohete -, así como en varios negocios en la avenida de Circuito Colonias se observan pancartas con la imagen del legislador y una agrupación civil, sin ninguna referencia a campaña alguna, como tampoco alusión a proceso electoral.
En otras ocasiones se ha puesto al diputado Jorge Carlos Ramírez Marín como un candidato al Gobierno del Estado por el PRI. Méritos no le hacen falta. Sin duda es un legislador con gran capacidad de oratoria que le ha permitido destacar en los poderes legislativos tanto local como federal. En este último llegó a ser durante el año legislativo pasado el Presidente de la Mesa Directiva, donde se elogió su capacidad democrática y respeto a la pluralidad política del H. Congreso de la Unión, lo que permitió que el trabajo legislativo sea ágil y consecuente con la discusión de los problemas que se sometieron a consideración de dicho poder de gobierno.
No obstante de esos méritos, para aspirar a una candidatura de elección popular, donde no se tienen registro de él de haber participado en una directa, sino que los puestos alcanzados lo ha conseguido por la vía plurinominal, se requiere de la estructura electoral que le permita la maniobra y soporte en el proceso electoral.
Su lejanía por tener que residir en la Capital de la República para cumplir su encomienda legislativa y no haber participado en competencia directa son algunas de sus áreas de oportunidad que tiene que vencer. Tal vez por ello ha solicitado a diversas instituciones de educación superior, empezando con la Facultad de Derecho (UADY) donde su hijo es un representante estudiantil, el apoyo que requiere con la promesa para los jóvenes de ser considerados no sólo para la campaña, sino también, para ser parte de su gobierno en caso de ganar las elecciones.
Es evidente que para el aún legislador hay una urgencia de ser conocido, y hasta cierto punto, estar cobijado con las organizaciones civiles. Lo malo es que esta campaña no se hace con estilo y termina lastimando los esfuerzos que hace la sociedad civil organizada por ser manipulada para evidentes intenciones electorales.
Hecho este comentario el mismo lunes por las redes sociales, incluyendo la cuenta twiter @jc_ramirezmarin atribuida al propio legislador, el que salió a defenderlo es quién está detrás de la cuenta @OmarCondeC que me dice “… la legalidad la puede determinar el órgano electoral. A la moral quien? Además no invita a votar, así que es completamente legal” (sic). A lo que contesté que valdría la pena un argumento más convincente, ya que hay ciudadanos con inteligencia que no se aceptan la anterior aseveración por ser el diputado un manifiesto contendiente por la candidatura al Gobierno del Estado. Como respuesta me afirma “… es para promover un movimiento social nacional, un millón de firmas una Gran Solución, que beneficiará a todos los mexicanos”.
Es fácil darse cuenta que hay un interés de defenderlo de la interpretación que se hace sobre las pancartas. Desconozco si el tal @OmarCondeC esté hablando en representación oficial o es vocero de Jorge Carlos Ramírez Marín. Al preguntarle de forma directa si era lo último deje de recibir contra argumentaciones del aludido.
Transcribo el último tweet que envíe al respecto que textualmente dice “@OmarCondeC Quedo a disposición del diputado para darle el derecho de réplica: pero ese derecho sólo él lo puede exigir y se dará”. A la palabra.
AL CALCE. En el 2006 la Revista Peninsular me abrió las puertas para ejercer el periodismo crítico. Agradezco a su director Rodrigo Menéndez las atenciones brindadas a lo largo de este tiempo. Especialmente a los lectores de La Revista Peninsular, sus comentarios y críticas. El debate político a favor de una mejor sociedad nos exige aprovechar todos los espacios.
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