Aumento de temperatura en 2024 alerta sobre el avance del cambio climático y la urgencia de nuevas medidas
Notipress.- La temperatura media del planeta superó por primera vez el umbral de 1,5 °C respecto a los niveles preindustriales, según informaron diversas organizaciones internacionales en 2024. El dato generó preocupación, ya que esta cifra es considerada un límite crítico en el contexto del Acuerdo de París. Dicho acuerdo se firmó en 2015 por cerca de 200 países con el objetivo de evitar los peores impactos del calentamiento global.
Si bien este aumento corresponde únicamente a un año, los científicos señalaron que podría ser un indicio de una tendencia acelerada hacia el calentamiento global sostenido. Gail Whiteman, investigadora de la Universidad de Exeter, afirmó: “Estamos llegando al final de lo cual creíamos que era una zona segura para la humanidad”. Este cruce del límite subraya la urgencia de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
El incremento del uso de combustibles fósiles, a pesar del crecimiento de fuentes de energía renovable como la solar y la eólica, continúa impulsando el aumento de emisiones de carbono, los cuales alcanzaron niveles récord en 2023. Según António Guterres, secretario general de la ONU: “Significa que tenemos que luchar aún más para volver a encaminarnos, los líderes deben actuar ahora”. Guterres instó a acelerar las acciones políticas y tecnológicas para frenar el calentamiento.
Carlos Nobre, climatólogo de la Universidad de São Paulo, sugirió que el aumento consecutivo de las temperaturas en 2023 y 2024 podría ser una señal de aceleración del cambio climático. “Quizás debamos reducir las emisiones aún más rápido”, indicó, advirtiendo sobre la posibilidad de que el cambio climático esté avanzando a mayor velocidad de lo previsto.
Los expertos coinciden en que el límite de 1,5 °C no es una barrera absoluta, sino un indicador simbólico y político de los riesgos climáticos. Katharine Hayhoe, científica jefa de The Nature Conservancy, subrayó que el promedio decenal actual indica un calentamiento de 1,3 °C y podrían pasar años antes de superar definitivamente el límite de 1,5 °C. Según los investigadores cada fracción de grado cuenta, y superar el límite durante un año no implica un fracaso irreversible si se logran reducir las emisiones a tiempo.
El anuncio se da en un contexto donde se preparan importantes reuniones internacionales sobre cambio climático. Los expertos temen que el cruce de este umbral pueda generar complacencia entre ciertos sectores escépticos, quienes podrían restar importancia a la gravedad de la situación climática actual. Whiteman advirtió: “Las personas podrían pensar ¿Ven? Cruzamos esa línea y no pasó nada’”. Sin embargo, los científicos recalcan que los efectos del calentamiento se acumulan de manera paulatina y persistente.
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Las consecuencias serán devastadoras poniendo a millones de personas en riesgo: más olas de calor y más extremas, sequías más extremas, y subida del nivel del mar, entre otras amenazas.
La Organización Meteorológica Mundial ha informado este miércoles de que existe un 47% de probabilidades de que la temperatura media mundial durante todo el quinquenio 2024-2028 supere en 1,5 °C la de la era preindustrial, frente al 32% del informe del año pasado para el periodo 2023-2027.
Según el informe anual sobre el estado del clima mundial, esa probabilidad se eleva al 80% cuando hablamos de que la temperatura media anual del planeta supere “temporalmente” los 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales durante al menos uno de los próximos cinco años.
El informe señala que, además, hay un 86% de probabilidades de que al menos uno de estos años establezca un nuevo récord de temperatura, superando a 2023, que es actualmente el año más cálido.
De hecho, esto es lo que ha ocurrido en los últimos 12 meses, ya que la temperatura media mundial de junio de 2023 a mayo de 2024 fue la más alta registrada, con 1,63 °C por encima de la media preindustrial de 1850-1900, según el conjunto de datos ERA5 de Copernicus Climate Change.
Los líderes mundiales se comprometieron en el Acuerdo de París a mantener la temperatura media mundial por debajo del umbral de los 2 grados centígrados porque por encima de esa cifra, el cambio climático empieza a ser cada vez más peligroso para el ser humano y para la supervivencia del planeta. En ese mismo acuerdo, se comprometieron a continuar los esfuerzos para limitar el aumento a los 1,5 grados.
Las primeras consecuencias, como las que hemos vivido en los últimos años y los últimos meses, se han dejado notar. Con los niveles actuales de calentamiento global, ya se están produciendo efectos devastadores sobre el clima. Entre ellos, olas de calor, precipitaciones y sequías más extremas; reducción de las capas de hielo, del hielo marino y de los glaciares; aceleración de la subida del nivel del mar y calentamiento de los océanos.
De hecho, la diferencia entre 1,5° y 2° podría determinar la extinción o la supervivencia de algunas comunidades costeras y de pequeños Estados insulares y destruir los medios de subsistencia de 300 millones de personas.
Los 1,5° no son una meta. Tampoco son un objetivo. Son un límite físico.
Todos esos efectos se agravarán si el calentamiento del planeta continúa.
“Detrás de estas estadísticas se esconde la sombría realidad de que estamos muy lejos de cumplir los objetivos fijados en el Acuerdo de París”, afirmó el Secretario General Adjunto de la OMM, Ko Barrett.
Barret comentó que “debemos hacer urgentemente más para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, o pagaremos un precio cada vez más alto en términos de billones de dólares en costes económicos, millones de vidas afectadas por un clima más extremo y grandes daños al medio ambiente y la biodiversidad.”
El cambio climático está contribuyendo a las condiciones de sequía en todo el mundo.© WMO/Fouad Abdeladim El cambio climático está contribuyendo a las condiciones de sequía en todo el mundo.
Tras conocer los detalles del informe, el Secretario General de la ONU dijo que “estamos jugando a la ruletea rusa” con el planeta.
“Necesitamos una rampa de salida de la autopista hacia el infierno climático. Y la buena noticia es que tenemos el control de la ruleta. La batalla para limitar el aumento de la temperatura a 1,5 grados se ganará o se perderá en la década de 2020, bajo la vigilancia de los líderes de hoy”, dijo António Guterres en una llamada a la acción hecha desde el Museo de Historia Natural de la ciudad de Nueva York, que coincide con el Día Mundial del Medio Ambiente.
Por su parte, Carlo Buontempo, director del Servicio de Cambio Climático de Copernicus, dijo que vivimos tiempos sin precedentes.
Sin embargo, destacó que también “disponemos de una habilidad sin precedentes para vigilar el clima y esto puede ayudar a informar nuestras acciones”.
Para Buontempo, “esta serie de meses más calurosos se recordarán como comparativamente fríos, pero si conseguimos estabilizar las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera en un futuro muy próximo, podríamos volver a estas temperaturas ‘frías’ a finales de siglo”.
Ko Barrett coincidió con esa observación cuando dijo que “hemos superado temporalmente este nivel en meses concretos y, de hecho, en el promedio de los últimos 12 meses. Sin embargo, es importante subrayar que los rebasamientos temporales no significan que el objetivo de 1,5 °C se haya perdido de forma permanente, ya que éste se refiere a un calentamiento a largo plazo durante décadas”.
Boletín de prensa
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Hoy, solo hay un 14% de posibilidades de mantener la temperatura media del planeta en los 1,5 grados centígrados. Esa variación de temperatura, que parece pequeña, es la que ya está causando graves efectos en nuestras vidas y nuestra economía. Más diferencia, supone más sufrimiento. Pero según un último informe, va a ser aún peor a menos que cambiemos completamente el camino que llevamos.
Las temperaturas mundiales se disparan y las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) alcanzan niveles sin precedentes mientras ninguno de los países del G20 está reduciendo las emisiones a un ritmo coherente. Por ello, más que nunca, es necesaria una acción climática drástica para alejar al mundo de un cambio climático galopante y alinearlo con los objetivos del Acuerdo de París.
El Informe sobre el desfase en las emisiones en 2023, publicado el lunes por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), transmite un mensaje claro: a menos que los países intensifiquen la acción por el clima y cumplan más de lo prometido en sus compromisos para 2030, el mundo se encamina hacia un aumento de la temperatura de entre 2,5 °C y 2,9 °C por encima de los niveles preindustriales.
Un disco rayado
Al presentar el informe desde Nairobi, la directora ejecutiva de esa agencia afirmó que no hay persona ni economía que no se vea afectada por el cambio climático, y subrayó la urgente necesidad de “dejar de batir récords no deseados en emisiones de gases de efecto invernadero, máximos de temperatura global y fenómenos meteorológicos extremos”.
“En su lugar, debemos levantar la aguja del viejo disco de inoperancia, y empezar a establecer otros récords en reducción de emisiones, en transiciones verdes y justas y en financiación climática”, subrayó Inger Andersen.
Para volver a la senda de los 2° centígrados de aumento de la temperatura por encima de los niveles preindustriales, las emisiones deben reducirse al menos un 28% en comparación con los escenarios actuales. Para situarse dentro del límite de 1,5°C será necesario un recorte del 42%.
Si nada cambia, en 2030 las emisiones serán 22 gigatoneladas superiores a lo que permitiría el límite de 1,5 °C, aproximadamente el total de las emisiones anuales actuales de Estados Unidos, China y la Unión Europea (UE) juntas.
Uniendo continentes
El mensaje de Andersen, procedente de África, recibió un apoyo inequívoco al otro lado del mundo, en Nueva York, donde el Secretario General hizo un poderoso llamamiento a los líderes mundiales.
“La brecha de emisiones se parece más a un cañonazo, un cañonazo plagado de promesas rotas, vidas rotas y récords rotos”, afirmó António Guterres, subrayando que el cambio debe empezar por arriba.
“Todo esto es un fracaso de liderazgo, una traición a los vulnerables y una enorme oportunidad perdida”, aseguró.
Reiterando que las energías renovables nunca han sido más baratas ni más accesibles que ahora, instó a los líderes a “arrancar la raíz envenenada de la crisis climática: los combustibles fósiles”.
Pidió a los países que se comprometan a eliminar progresivamente los combustibles fósiles con un calendario claro alineado con el límite de 1,5º, así como a los que aún no lo han hecho, que anuncien sus contribuciones al Fondo Verde para el Clima y al nuevo fondo de Pérdidas y Daños para “arrancar con fuerza”.
Balance en la COP28
El llamamiento se produce cuando faltan apenas diez días para que comience la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28) en Dubai, en la que se realizará el primer balance mundial de la aplicación del Acuerdo de París, que servirá de base para la próxima ronda de Contribuciones Nacionales Determinadas que los países deberán presentar en 2025, con objetivos para 2035.
La ambición global en la próxima ronda de Contribuciones debe llevar las emisiones de gases de efecto invernadero en 2035 a niveles consistentes con trayectorias de mantenimiento de la temperatura global entre 2° y 1,5°.
En el escenario más optimista, en el que se cumplen todos los planes nacionales y los compromisos para las cero emisiones netas, podría lograrse limitar el aumento de la temperatura a 2º.
Sin embargo, las promesas de cero emisiones netas no se consideran creíbles en la actualidad: ninguno de los países del G20 está reduciendo las emisiones a un ritmo coherente con sus objetivos de cero emisiones netas. Incluso en el escenario más optimista, la probabilidad de limitar el calentamiento a 1,5 °C es sólo del 14%
Boletín de prensa de la ONU
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Alrededor del 90% del exceso de calor asociado al calentamiento global ha sido absorbido por el océano. La agencia de meteorología señala que un 27% del océano mundial está experimentando una ola de calor marina desde agosto de 2023. Además de afectar al medio marino y a los ecosistemas asociados, el calor oceánico también impulsa el desarrollo de ciclones tropicales.
Con las temperaturas medias de la superficie del mar en máximos históricos, los oceanógrafos asociados al Programa Mundial de Investigaciones Climáticas, copatrocinado por la Organización Meteorológica Mundial (OMM), han realizado una evaluación colectiva de las tendencias mundiales recientes y de lo que cabe esperar en el futuro. Entre otras cosas, se ha observado un calentamiento del océano en toda la cuenca y un aumento de las olas de calor marinas.
La agencia señala que las olas de calor marinas se producen cuando la temperatura de los océanos de una región determinada es muy superior a la media durante un periodo prolongado. El aumento de la temperatura de los océanos afecta al medio marino y a los ecosistemas asociados, y el calor oceánico también puede impulsar el desarrollo de ciclones tropicales.
La temperatura media mensual de los océanos se encuentra actualmente en su nivel más alto desde el inicio de los registros, con un 27% del océano mundial experimentando una ola de calor marina a partir del 15 de agosto de 2023.
¿A qué se debe el alcance de las recientes olas de calor marinas?
La agencia anunció recientemente que las condiciones de El Niño se han desarrollado por primera vez en siete años. Las temperaturas de la superficie del Pacífico tropical son más cálidas durante los años de este fenómeno, ya que el contenido de calor de la parte superior del océano se redistribuye de oeste a este, lo que explica el intenso calentamiento que se está produciendo en el Pacífico ecuatorial oriental.
Además, un estudio reciente ha demostrado que las olas de calor marinas más extendidas se han producido durante los grandes episodios de El Niño. Una región especialmente afectada por el fenómeno es el Pacífico nororiental, que también atraviesa actualmente condiciones extremadamente cálidas.
Otras razones de peso podrían explicar el reciente calentamiento en otras regiones. Por ejemplo, el Atlántico Norte ha experimentado una secuencia de olas de calor marinas que se extienden desde los trópicos hasta las latitudes medias. Este patrón de calentamiento es coherente con la fase negativa de la Oscilación del Atlántico Norte, un ciclo natural de variabilidad atmosférica que puede afectar a los vientos de superficie e influir en las temperaturas oceánicas.
La Oscilación fue fuertemente negativa desde mediados de abril hasta mediados de mayo de 2023 y la mayor parte de julio, en consonancia con el patrón de calentamiento observado. Durante esta fase negativa, sopla menos polvo sahariano sobre el Atlántico tropical, lo que permite que llegue más luz solar a la superficie y caliente el océano.
Es posible que existan otros factores locales del calentamiento oceánico. Sin embargo, se necesitan más datos e investigaciones para identificar definitivamente los mecanismos específicos de las actuales olas de calor marinas en diferentes regiones, señala la agencia.
Además de los mecanismos relacionados con la variabilidad natural del sistema climático, sabemos que alrededor del 90% del exceso de calor asociado al calentamiento global ha sido absorbido por el océano, lo que ha provocado que la temperatura global de la superficie oceánica haya aumentado unos 0,9 °C desde la época preindustrial.
Este calentamiento a largo plazo se manifiesta como una intensificación y persistencia de las temperaturas extremas del océano, al exacerbar el impacto de las variaciones climáticas internas como El Niño y la Oscilación del Atlántico Norte. Por tanto, es muy probable que el cambio climático haya contribuido a la intensidad y cobertura generalizada de las actuales olas de calor marinas.
¿Cuánto durarán las olas de calor marinas?
La agencia señala que los pronósticos predicen que el calentamiento generalizado continuará durante los próximos meses. A nivel regional, las olas de calor marinas en el Atlántico tropical tienen entre un 50% y un 80% de posibilidades de persistir hasta el invierno boreal de 2023, aunque la confianza en estos pronósticos generalmente disminuye a medida que aumenta el tiempo de anticipación.
Además, los modelos predicen un riesgo elevado de condiciones de olas de calor marinas a lo largo de la costa oeste de Estados Unidos en la primavera boreal de 2024 a medida que el actual El Niño continúa fortaleciéndose, ya que los eventos generalmente alcanzan su punto máximo en el verano austral.
Impactos
Cada año, las olas de calor marinas impactan los ecosistemas marinos en todo el mundo, lo que genera miles de millones de dólares en daños a los ecosistemas marinos y a industrias como la pesca o el turismo.
Durante el verano, las olas de calor marinas causan estrés por calor en una gran variedad de especies, incluidas especies fundamentales como pastos marinos, algas y corales, y las condiciones de la ola de calor marina de El Niño tienen un impacto particular en estas especies a nivel mundial. Por ejemplo, los arrecifes de coral frente a los Cayos de Florida han experimentado un nivel sin precedentes de blanqueamiento de corales este año.
Aparte de los ecosistemas, el calor del océano es una importante fuente de combustible para el desarrollo de ciclones tropicales. Las olas de calor marinas en el Océano Índico tropical contribuyen a la rápida intensificación de los ciclones y a las fluctuaciones en las precipitaciones monzónicas.
El calentamiento extremo en el Atlántico tropical podría contribuir a tormentas más fuertes, aunque la influencia de El Niño sobre los vientos en los niveles superiores puede contrarrestar el efecto de las temperaturas cálidas en la superficie.
Debido al actual calentamiento global en respuesta a las incesantes emisiones de gases de efecto invernadero, se prevé que los casos de calentamiento extremo de los océanos aumenten aún más en frecuencia, duración e intensidad.
Si no se realizan esfuerzos drásticos de mitigación y adaptación, cada incremento del calentamiento futuro puede provocar graves impactos en la biodiversidad, la estructura y la función de los ecosistemas marinos, advierte la agencia.
Boletín de prensa
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Se calcula que un 35% de la superficie de la Unión Europea estará sometida a un elevado estrés hídrico en la década de 2070. A nivel mundial, se prevé que cada grado centígrado de aumento de la temperatura media provocado por el calentamiento global supondrá una reducción del 20% de los recursos hídricos renovables.
Desde el insuficiente suministro hasta la contaminación por el desbordamiento de las aguas residuales y los brotes de enfermedades por un tratamiento inadecuado de las mismas, los riesgos existentes del calentamiento global para el agua, el saneamiento y la higiene en la región paneuropea van a aumentar considerablemente, según han advertido la Comisión Económica de las Naciones Unidas para Europa y la Oficina Regional de la Organización Mundial de la Salud en los debates intergubernamentales celebrados esta semana en Ginebra.
Tal advertencia se produce en un momento crucial en el que los Gobiernos de la región se preparan para la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27) que se celebrará en noviembre de 2022 y la Conferencia del Agua de la ONU, que tendrá lugar en 2023.
Ambas agencias, alertan además de que los mecanismos y métodos de gobernanza para integrar el agua y el clima están ausentes, y la interfaz del agua potable, el saneamiento y la salud no se está abordando de manera preocupante en la mayoría de los casos.
Agua, saneamiento e higiene en riesgo en todos los países
Las proyecciones del cambio climático indican un aumento constante de la temperatura y una variación de los patrones de precipitación en las próximas décadas. Se prevé un aumento de las precipitaciones en el norte de Europa y una disminución de estas en las latitudes meridionales.
Esos cambios en el clima traerán consigo graves consecuencias para todos los países de la región paneuropea, que abarca una amplia gama de climas y entornos heterogéneos, que van desde el clima árido y semiárido de Asia Central hasta el mediterráneo subtropical y el norte de Europa, rico en agua.
Tales efectos van desde los daños en las infraestructuras de abastecimiento de agua y alcantarillado hasta el cambio de las necesidades de consumo para mantener la hidratación, pasando por la degradación de las cuencas hidrográficas y de la calidad de las aguas de origen, el vertido de residuos humanos al medio ambiente, la reducción de la disponibilidad de agua y la contaminación de los suministros de agua.
Se calcula que un 35% de la superficie de la Unión Europea estará sometida a un elevado estrés hídrico en la década de 2070, cuando el número de afectadas por la escasez del líquido elemento será de 44 millones en comparación con los 16 que lo estaban en 2007.
A nivel mundial, se prevé que cada 1 °C de aumento de la temperatura provocado por el calentamiento global supondrá una reducción del 20% de los recursos hídricos renovables y afectará a un 7% adicional de la población.
Todo ello provocará que la pérdida de servicios dé lugar a que las personas utilicen fuentes de agua inseguras o no puedan mantener buenas prácticas de higiene, ya que los cambios en la calidad y la cantidad aumentarán la exposición a patógenos y productos químicos nocivos, y darán lugar a un suministro de agua menos fiable. También los daños en los sistemas de saneamiento provocarán una mayor exposición a los agentes patógenos.
No es el futuro, es el presente
Estos impactos ya se están sintiendo en la región. Hungría, por ejemplo, ha advertido de importantes costes operativos adicionales para el tratamiento de las aguas residuales debido al aumento de la demanda de energía de bombeo y a la interrupción de las plantas de tratamiento. Los Países Bajos han planteado problemas para garantizar el suministro de agua, al igual que España para mantener un suministro mínimo de agua potable en períodos de sequía.
Los impactos climáticos en los servicios de agua y saneamiento agravan aún más los retos de mantener los derechos humanos, como el derecho al agua potable y al saneamiento universal, lo que está lejos de ser una realidad hoy en día en la región paneuropea: más de 16 millones de personas todavía carecen de acceso al agua potable básica y más de 31 millones de personas necesitan saneamiento básico.
Aprovechar el Protocolo sobre Agua y Salud
A falta de mecanismos y métodos de gobernanza adecuados en muchos países para hacer frente a la magnitud de los retos que se avecinan, la intensificación de las medidas en el marco del Protocolo sobre el Agua y la Salud (un acuerdo multilateral único en el que prestan servicio la CEPE y la OMS) puede desempeñar un papel fundamental.
El Protocolo puede apoyar el desarrollo de un menú de opciones para la inclusión del agua, el saneamiento y la salud en sus planes nacionales para cumplir el Acuerdo de París sobre cambio climático.
También puede ayudar a garantizar que las estrategias nacionales y subnacionales de abastecimiento de agua potable y saneamiento integren una lógica climática clara y un análisis de riesgos. Como subrayó el profesor Guy Howard, director del Instituto Cabot para el Medio Ambiente (Universidad de Bristol) durante la sesión, el Protocolo proporciona un buen vehículo sobre cómo medir la resiliencia al cambio climático.
El Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, ha pedido a todos los países de la región que se adhieran al Protocolo y apliquen plenamente sus disposiciones, llamamiento del que se hizo eco el relator especial sobre los derechos humanos al agua potable y al saneamiento, Pedro Arrojo-Agudo, quien se refirió a este acuerdo como un instrumento clave que vincula la salud pública y el medio ambiente.
Las medidas y planes de los países en el marco del Protocolo ilustran su eficacia: el 53% de las aguas residuales en Israel tiene tratamiento terciario (filtración y desinfección) y las aguas residuales tratadas se reutilizan, principalmente en la agricultura. La mejora y el mantenimiento adecuado de las instalaciones de tratamiento de aguas residuales en el país tiene como objetivo seguir reduciendo las cargas contaminantes de las aguas residuales vertidas al medio ambiente. En Luxemburgo, la construcción de cuencas de retención de aguas pluviales, cuencas de aguas pluviales y estaciones de bombeo ayudará a gestionar los aumentos previstos de los periodos de lluvia.
El mecanismo de fijación de objetivos del Protocolo ofrece un marco de responsabilidad a nivel nacional e internacional, ofreciendo una herramienta útil para la planificación de la adaptación al cambio climático, que requiere el establecimiento de un mecanismo de coordinación intersectorial, una amplia participación y un análisis de las carencias, la elaboración de escenarios y la priorización de las medidas en función de las opciones de desarrollo.
Boletín de prensa de la ONU
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El año pasado, la temperatura media mundial superó en aproximadamente 1,11 °C los niveles preindustriales (1850-1900). Los siete años más cálidos se han dado todos desde 2015, y los tres primeros lugares de la clasificación corresponden a 2016, 2019 y 2020. Nos acercamos peligrosamente al límite inferior del Acuerdo París para frenar el calentamiento global.
Los episodios de La Niña ocurridos entre 2020 y 2022 supusieron una reducción temporal de las temperaturas medias mundiales, pero a pesar de ello, 2021 se convirtió en uno de los siete años más cálidos de los que se tiene constancia, según seis importantes conjuntos de datos internacionales consolidados por la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
La Niña es un fenómeno que produce un enfriamiento a gran escala de la temperatura de la superficie del océano en las partes central y oriental del Pacífico ecuatorial, además de otros cambios en la circulación atmosférica tropical. Sus efectos en el tiempo y el clima suelen ser opuestos a los del fenómeno El Niño. La Niña ejerce un efecto transitorio de enfriamiento a escala mundial, que suele ser más intenso en el segundo año del episodio.
El año pasado, la temperatura media mundial superó en aproximadamente 1,11 (±0,13) °C los niveles preindustriales (1850-1900). Así, 2021 es el séptimo año consecutivo (2015-2021) en el que la temperatura mundial ha superado en más de 1 °C los niveles preindustriales.
Con el nuevo registro de 2021, todo apunta a que el calentamiento global, así como otras tendencias de cambio climático a largo plazo, se mantendrán a raíz de los niveles sin precedentes de gases de efecto invernadero que capturan el calor en la atmósfera.
Definitivamente, todo apunta a que el calentamiento global se está acercando al límite inferior del incremento de la temperatura prevista en el Acuerdo de París, que es el de intentar limitar ese aumento a 1,5 °C con respecto a los niveles preindustriales.
Los siete años más cálidos se han dado todos desde 2015, y los tres primeros lugares de la clasificación corresponden a 2016, 2019 y 2020. El episodio de El Niño excepcionalmente intenso que se produjo en 2016 contribuyó a un calentamiento medio mundial sin precedentes.
Tras conocer los nuevos datos, el Secretario General de la Organización Meteorológica Mundial, el profesor Petteri Taalas, dijo que “el calentamiento global a largo plazo fruto del incremento de las concentraciones de gases de efecto invernadero es ahora mucho mayor que la variabilidad interanual de las temperaturas medias mundiales causada por los condicionantes climáticos de origen natural”.
Récords para no olvidar
“El año 2021 será recordado por la temperatura récord de casi 50 °C registrada en el Canadá (comparable a los valores que se observan en el caluroso desierto sahariano de Argelia), por la excepcionalidad de las precipitaciones y por las inundaciones mortales que azotaron Asia y Europa, así como por la sequía que castigó partes de África y América del Sur. Los impactos del cambio climático y los peligros debidos al clima tuvieron efectos devastadores que alteraron la vida de las comunidades en todos los continentes”, añadió.
De acuerdo con los criterios científicos, el lugar que cada año concreto ocupa en la clasificación global debe interpretarse desde una perspectiva a largo plazo, en especial porque las diferencias entre años específicos a veces son mínimas. Desde los años ochenta, cada nuevo decenio ha sido más cálido que el anterior, y se prevé que esa tendencia continúe.
La temperatura es solo uno de los indicadores del cambio climático, a los que cabe añadir las concentraciones de gases de efecto invernadero, el contenido calorífico de los océanos, el pH oceánico, el nivel medio del mar a escala mundial, la masa de los glaciares y la extensión del hielo marino.
Conjuntos de datos internacionales
Para que la evaluación de la temperatura sea lo más exhaustiva y fidedigna posible, la agencia de la ONU recurre a seis conjuntos de datos internacionales. Esos mismos datos se utilizan en los informes anuales sobre el estado del clima que la Organización elabora para facilitar a la comunidad internacional los indicadores climáticos mundiales.
La OMM usa conjuntos de datos basados en datos climáticos mensuales procedentes de emplazamientos de observación y de buques y boyas que forman parte de redes marinas mundiales.
La elaboración y el mantenimiento de esa información corresponden a la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) de los Estados Unidos, el Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA), el Centro Hadley de la Oficina Meteorológica del Reino Unido, la Unidad de Investigación Climática de la Universidad de East Anglia del Reino Unido (HadCRUT) y el grupo Berkeley Earth.
La OMM también utiliza conjuntos de datos de reanálisis del Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Plazo Medio (ECMWF), del servicio de Copernicus relativo al cambio climático y del Servicio Meteorológico del Japón (JMA). Los reanálisis combinan millones de observaciones meteorológicas y marinas —incluidas las satelitales— con valores adicionales obtenidos de modelos para elaborar reanálisis completos de la atmósfera. La combinación de observaciones y resultados de modelos permite estimar las temperaturas que se dan en cualquier momento y lugar del planeta, incluso en zonas para las que se dispone de pocos datos, como las regiones polares.
El servicio de Copernicus relativo al cambio climático estima que 2021 fue el quinto año más cálido del que se tiene constancia, aunque sus valores solo superaron ligeramente los registrados en 2015 y 2018. La NOAA y Berkeley Earth consideran que 2021 fue el sexto año más cálido en términos nominales. Según el conjunto de datos GISTEMP de la NASA y el HadCRUT, 2021 fue, junto con 2018, el sexto año más cálido jamás registrado. Por último, los datos del reanálisis del JMA sitúan 2021 como el séptimo año más cálido en términos nominales. Las mínimas diferencias entre esos conjuntos de datos indican el margen de error contemplado para calcular la temperatura media mundial.
Los valores de temperatura se incorporarán a la versión final del informe sobre el estado del clima en 2021, que verá la luz en abril de 2022. Esa publicación, que es la versión actualizada del informe provisional publicado en octubre de 2021 coincidiendo con el 26º período de sesiones en la Conferencia de las Partes (CP26) en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), incluye información sobre el conjunto de los principales indicadores climáticos y sobre determinados efectos atribuidos al clima.
Boletín de prensa de la ONU
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Existe cerca de un 40 % de probabilidades de que, por lo menos en uno de los próximos cinco años, la temperatura media anual del planeta suba temporalmente 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales. Y esas probabilidades aumentan con el paso del tiempo, advierte un nuevo estudio de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), publicado hoy.
Según el documento Global Annual to Decadal Climate Update (Boletín sobre el Clima Mundial Anual a Decenal), las estadísticas también marcan que es un 90% probable que en el periodo 2021-2025 se observe el año más cálido en la historia registrada. Hasta el momento 2016 ha sido el año más caliente.
“No son meras estadísticas”
Aunque estas previsiones se basan en los nuevos datos recopilados por la OMM, el secretario general de ese organismo de la ONU afirmó que “no se trata de meras estadísticas”.
Petteri Taalas explicó que el estudio muestra que el planeta se acerca “de forma inexorable” al objetivo menos ambicioso del Acuerdo de París sobre el Cambio Climático mucho antes del plazo fijado.
El Acuerdo de París busca mantener el aumento de la temperatura mundial en este siglo muy por debajo de 2 °C con respecto a los niveles preindustriales, tratando de limitarlo a 1,5 °C.
“Es una nueva llamada de atención sobre la necesidad de acelerar la adopción de compromisos mundiales para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y lograr la neutralidad en carbono”, enfatizó Taalas.
El responsable de esta agencia de la ONU detalló que el aumento de las temperaturas “significa más deshielo, subida del nivel del mar y más olas de calor y fenómenos meteorológicos extremos, al igual que mayores repercusiones en la seguridad alimentaria, la salud, el medioambiente y el desarrollo sostenible”.
El experto señaló que en la actualidad, los avances tecnológicos permiten rastrear las emisiones de gases de efecto invernadero hasta sus fuentes, lo que facilita el diseño e implementación de medidas para reducirlas.
Ciclones, más calor, sequía…
El documento también alerta de que, en el mismo lustro 2021-2025, las regiones de latitudes altas y el Sahel recibirían más precipitaciones y habría más ciclones tropicales en el Atlántico que en el pasado reciente.
Otras predicciones apuntan a que el Ártico se caliente más del doble que la media mundial en 2021 respecto al pasado reciente.
Del mismo modo, el suroeste de América del Norte experimentaría condiciones más secas durante el año en curso.
La OMM destacó la necesidad de trabajar en favor de la adaptación climática y recomendó a los países que continúen creando servicios indispensables para esa adaptación en sectores como la salud, el agua, la agricultura y las energías renovables.
Asimismo, instó a las naciones a promover sistemas de alerta temprana que reduzcan las consecuencias negativas de los fenómenos extremos. Actualmente, sólo la mitad de los 193 Estados miembros de la OMM cuenta con ellos y hay una carencia grave de datos meteorológicos, sobre todo en África y en los Estado insulares, lo que mina la exactitud de las alertas.
El Boletín sobre el Clima se elabora cada año con datos de todo el mundo y con los sistemas de predicción de los centros climáticos más avanzados para que los Estados cuenten con información actualizada y científica en la toma de decisiones y elaboración de políticas.
Deterioro acelerado
La publicación recordó que en 2020, uno de los tres años más cálidos que se han registrado, la temperatura media mundial se situó 1,2 °C por encima de los niveles preindustriales de referencia y que se documentó el deterioro acelerado de los indicadores del cambio climático, como la subida del nivel del mar, la fusión de los hielos marinos y los fenómenos meteorológicos extremos, con las graves repercusiones que estos fenómenos tienen en el desarrollo socioeconómico. Lamentablemente, los nuevos datos confirman esa tendencia.
El jefe de predicción estacional a decenal de la Oficina Meteorológica del Reino Unido, Adam Scaife, explicó que al evaluar el incremento de la temperatura mundial en el contexto del cambio climático, se analiza la temperatura media del planeta a largo plazo, no los valores medios de años o meses concretos.
Para la elaboración de los pronósticos también se ponderan las variaciones naturales, así como la influencia humana en el clima, a fin de proporcionar las mejores previsiones posibles de la temperatura, la precipitación, la configuración del viento y otras variables en los próximos cinco años.
Los confinamientos por COVID-19, sin impacto en los gases en la atmósfera
Los modelos de pronóstico, no obstante, no toman en consideración los cambios en los niveles de las emisiones de gases de efecto invernadero y aerosoles fruto de las medidas de confinamiento adoptadas a raíz de la pandemia de COVID-19. Hasta la fecha, los efectos de esas medidas en las concentraciones atmosféricas de gases de efecto invernadero han sido escasos a causa de la presencia prolongada de muchos de ellos en la atmósfera.
Adam Scaife recalcó que las mediciones de las que se dispone sugieren que en algunos momentos de los próximos años “se superaría transitoriamente el nivel de 1,5 grados por encima de los niveles preindustriales”.
Pese a esto, los compromisos nacionales de reducción de emisiones se ubican muy por debajo de lo necesario para alcanzar ese objetivo.
Negociaciones decisivas
La OMM hizo hincapié en la importancia de las charlas sobre el cambio climático que tendrán lugar en noviembre de este año en el marco del 26º período de sesiones de la Conferencia de las Partes (COP26) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
La agencia aseveró que esas negociaciones serán “cruciales y decisivas” para evitar que el cambio climático se salga aún más de control.
La cumbre de líderes del G-7 que se celebrará en el Reino Unido del 11 al 13 de junio será otro foro vital hacia esa meta.
Boletín de prensa de la ONU
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Las temperaturas invernales del hemisferio norte y las veraniegas del hemisferio sur con pautas climáticas muy variadas, y temperaturas por debajo y por encima de la media en algunas partes del mundo, destacan las nuevas “normas climáticas”, afirma la Organización Meteorológica Mundial.
Hasta tal punto el patrón ha cambiado, que la Organización señala que esa variación, junto con la aparición progresiva de nuevos métodos de registro climático actualizados, provoca el replanteamiento de la cuestión sobre qué es la temperatura media.
Un nuevo informe del Servicio de Cambio Climático de Copernicus, realizado por el Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Medio Plazo, indica que esta disparidad se produjo con temperaturas por encima de la media en el noreste de Canadá, Groenlandia y el océano Ártico, mientras que Siberia destaca como la región con más temperaturas por debajo de la media.
El registro del tiempo de febrero mostró esta variedad en gran parte de la Federación Rusa y América del Norte con temperaturas muy por debajo de la media observada entre 1991 y 2020, pero muy por encima de la media en partes del Ártico y en una banda que se extiende en dirección este partiendo desde el noroeste de África y el sur de Europa hasta China.
Estados Unidos: El invierno más frío desde hace más de tres décadas
Los Estados Unidos, a excepción de Alaska y Hawái, tuvieron su febrero más frío desde 1989. Según los datos preliminares de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica estadounidense, entre el 11 y el 16 de febrero se batieron 62 récords diarios de temperaturas frías mínimas y entre el 15 y el 16 de febrero 69 marcas diarias de temperaturas frías máximas.
Por otro lado, la superficie de hielo marino en febrero de 2021 fue inferior a la media en ambas regiones polares, aunque no de modo excepcional. En el Ártico, estuvo por debajo de la media a lo largo del noreste de Canadá, y mostró una variedad de estados en toda Eurasia.
El frío no atenúa el cambio climático
La Organización destacó que, pese a que el mes de febrero haya sido un mes relativamente frío no invalida la evolución hacia un calentamiento a largo plazo causada por el cambio climático.
Aunque a consecuencia del cambio climático las olas de frío son cada vez más infrecuentes y se haya producido un descenso de los registros de temperaturas frías como consecuencia del calentamiento global, los registros fríos y la nieve seguirán formando parte de los patrones meteorológicos habituales en el invierno del hemisferio norte.
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático afirmaba esta tendencia en su quinto Informe de Evaluación.
“Es prácticamente seguro que se producirán con mayor frecuencia temperaturas cálidas y con menor frecuencia temperaturas frías extremas en la mayoría de las zonas terrestres en escalas de tiempo diarias y estacionales a medida que aumenten las temperaturas medias globales. Es muy probable que las olas de calor se produzcan con mayor frecuencia y duración. Seguirán produciéndose extremos invernales ocasionales de frío.
Al mismo tiempo, continúan las investigaciones sobre cómo el calentamiento de las masas de aire del Ártico y la disminución del hielo marino están afectando a la circulación oceánica y a la corriente en chorro, lo que influye en el tiempo de las latitudes medias.
Las concentraciones de gases de efecto invernadero siguen aumentando. La estación de Mauna Loa, en Hawái, que se utiliza como estación de referencia, informó de que las concentraciones medias de dióxido de carbono en febrero fueron de 416,75 partes por millón, frente a las 413,4 partes por millón de febrero de 2020.
Un nuevo estándar para medir las temperaturas
Según el Servicio de Cambio Climático de Copernicus, el mes de febrero se acercó a la media registrada a nivel mundial de 1991 a 2020. Este servicio ha cambiado recientemente su punto de partida para calcular los promedios climáticos, una actuación que también han introducido los Servicios Meteorológicos e Hidrológicos Nacionales de Europa y en algunas otras partes del mundo.
El calentamiento global provocado por el hombre y sus variaciones naturales de un año a otro, y de una década a otra, conforman nuestro clima. Por ello, los climatólogos utilizan períodos estándar de comparación, según la definición de la Organización Meteorológica Mundial, para crear “normas climáticas”, unos promedios que representen lo que puede considerarse un clima típico para un período determinado.
Hasta finales de 2020, el período de referencia estándar más actual y ampliamente utilizado para calcular las “normas climáticas” era el período de 30 años entre 1981 y 2010. En una reciente reunión de la Comisión de Servicios de la Organización se recomendó adoptar a nivel mundial un nuevo período de referencia de 30 años, de 1991 a 2020, y se prometió apoyo a los Miembros para ayudarles a actualizar sus cifras.
Este cambio se considera necesario para apoyar a los responsables de la toma de decisiones en sectores susceptibles al clima como la agricultura, la salud, la energía, las infraestructuras y el transporte.
Sin embargo, a efectos de comparación histórica y de seguimiento del cambio climático, la Organización mantiene su recomendación de mantener el período entre 1961 y 1990 para el cálculo y el seguimiento de las anomalías climáticas mundiales relativas a un período de referencia fijo y común.
Boletín de prensa ONU
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La Organización Meteorológica Mundial predice un 20% de probabilidad de llegar a 1.5° C de aumento en la temperatura media global
NOTIPRESS.- Es muy probable que la temperatura media global en cada uno de los próximos años (2020-2024) se mantenga un grado Celsius por encima de los niveles preindustriales (1850-1900), aseguró la Organización Meteorológica Mundial (OMM), en un informe sobre el cambio climático. Las predicciones indican, además, un 20 por ciento de probabilidad de que se rebase la marca crítica de 1.5°C en al menos uno de esos años, aunque esta cifra va en aumento.
Adicionalmente existe la posibilidad (alrededor del 70%) de que la temperatura aumente 1.5° C en uno o más meses durante este período de cinco años. A pesar de estos alarmantes picos, la OMM puntualizó, un aumento de 1.5° C en la temperatura media de la tierra, durante la totalidad del periodo 2020-2024, es altamente improbable. De acuerdo con el organismo, estas predicciones las lidera la oficina meteorológica de Reino Unido y se actualizan anualmente, con la participación de relevantes científicos climáticos y modelos computarizados de los mejores centros climáticos del mundo.
Según la OMM, la temperatura promedio de la Tierra ya se encuentra 1° C por encima de los niveles preindustriales y, señala, desde 2015 a 2020 han sido los cinco años más calurosos de los que se tenga registro. Debido a los objetivos del Acuerdo de París, esto es un enorme reto para el mundo en materia de combate al calentamiento global. Según el acuerdo firmado con el fin de combatir el cambio climático, la meta es mantener el aumento de la temperatura en este siglo considerablemente debajo de los 2° C, e incrementar esfuerzos para limitar aún más el aumento de la temperatura a 1.5° C.
“La desaceleración industrial y económica de la Covid-19 no es un sustituto de una acción climática sostenida y coordinada. Debido a la larga vida útil del CO2 en la atmósfera, no se espera que el impacto de la caída de las emisiones este año conduzca a una reducción de las concentraciones atmosféricas de CO2 que impulsan los aumentos de la temperatura global “, expresó en un comunicado Petteri Taalas, el secretario general de la OMM y alentó a los países a considerar también a la acción climática dentro de sus planes de recuperación de la Covid-19, con el fin de evitar amenazas al bienestar humano, a los ecosistemas y a las economías.
Aunque muchos gobiernos y compañías implementan, cada vez con más frecuencia, medidas contra el cambio climático y el calentamiento global, estos actores deben tomar ventaja de herramientas como las mediciones anuales de la OMM y actuar en consecuencia para reducir la posibilidad de que el aumento en la temperatura supere la marca de 1.5°C en los próximos años, coinciden los especialistas.
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