La resistencia a la insulina, el paso previo a la diabetes tipo 2, es un problema silencioso pero solucionable
Notipress.- A pesar de que la resistencia a la insulina es un trastorno metabólico que precede principalmente a enfermedades como la diabetes, hipertensión y obesidad, esto puede afectar también a personas aparentemente sanas. Según la Mtra. Monserrat Rodríguez León, académica de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG), esta condición se manifiesta como una dificultad para metabolizar carbohidratos, lo cual compromete el funcionamiento adecuado del organismo.
La insulina, una hormona producida por el páncreas, permite que la glucosa proveniente de los alimentos sea absorbida por músculos, hígado y tejido adiposo para generar energía. Sin embargo, cuando la dieta incluye grandes cantidades de azúcares, las células pierden progresivamente su capacidad de absorber la glucosa. En respuesta, el páncreas aumenta la producción de insulina para mantener estables los niveles de glucosa en sangre. Si este esfuerzo persiste, el páncreas puede agotarse, desencadenando diabetes tipo 2.
Si bien la resistencia a la insulina afecta principalmente a personas con exceso de grasa corporal o estilo de vida sedentario, también puede presentarse un riesgo elevado entre quienes tienen antecedentes familiares de diabetes tipo 2, mujeres con síndrome de ovario poliquístico o diabetes gestacional, y personas que nacieron con un peso superior a 4 kilogramos. Adicionalmente, quienes presentan hipertensión arterial, triglicéridos altos o colesterol HDL bajo deben considerar realizarse análisis regulares para detectar este trastorno.
Aunque suele ser asintomática, Rodríguez León le explicó a NotiPress que algunos indicios pueden revelar su presencia, como el oscurecimiento de la piel en zonas como cuello, axilas, ingle o pliegues del codo. Un análisis de insulina en sangre es clave para confirmar el diagnóstico. Además, señala que la detección temprana es fundamental, ya que la resistencia a la insulina aparece antes que la diabetes tipo 2. Realizar exámenes anuales puede ayudar a identificar y controlar esta condición antes de que avance.
De acuerdo con la especialista, adoptar hábitos saludables permite prevenir y revertir la resistencia a la insulina. Según Rodríguez León, una alimentación equilibrada es esencial. Esto implica consumir únicamente las calorías necesarias según la actividad diaria, preferir agua natural y reducir el consumo de bebidas azucaradas como refrescos y jugos. Incorporar verduras a la dieta de forma progresiva también contribuye al control de los niveles de insulina.
Por otro lado, la actividad física es indispensable para regular esta condición. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda al menos 150 minutos de ejercicio semanal. Actividades como subir escaleras, bailar, andar en bicicleta o practicar pilates pueden ser un buen comienzo. El ejercicio de fuerza es especialmente beneficioso, ya que incrementar la masa muscular mejora la respuesta del cuerpo a la insulina.
Es importante destacar que la resistencia a la insulina es un estado previo a la diabetes, con causas estrechamente ligadas al estilo de vida. Por ello, adoptar hábitos saludables y realizar chequeos regulares son medidas clave para prevenir complicaciones mayores.
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Descubre cómo tu dieta y estilo de vida pueden disminuir las probabilidades de que desarrolles diabetes
Por la Mtra. Monserrat Rodríguez León, académica de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG)
La resistencia a la insulina está presente en muchas enfermedades como la diabetes, hipertensión arterial y la obesidad. Además, también se puede encontrar de manera silenciosa en personas aparentemente sanas, pero que ya presentan dificultad para metabolizar los carbohidratos.
La insulina es una hormona que se produce en el páncreas y ésta sirve para lograr que la glucosa que se encuentra circulando en la sangre, entre a los tejidos, es decir a los músculos, grasa e hígado para poder tener energía para realizar sus funciones. Dicha glucosa se obtiene a partir de los alimentos que ingerimos durante el día, por lo que después de que comemos, el páncreas se encarga de liberar la insulina suficiente para lograr mantener niveles de glucosa óptimos.
Cuando frecuentemente nuestra alimentación incluye gran cantidad de productos azucarados puede llevar a desarrollar resistencia a la insulina. Esta condición aparece porque las células de los músculos, hígado y tejido graso pierden la capacidad de absorber la glucosa y el páncreas con el fin de mantener los niveles de glucosa estables, comienza a producir mayor cantidad de insulina, por lo que los niveles de esta hormona incrementan y si esta situación prevalece por un tiempo prolongado, comienza a agotarse la producción de insulina y da origen a la diabetes.
Existen muchas personas que se encuentran en riesgo de desarrollarla, por ejemplo: todas las personas que tienen exceso de grasa corporal; llevan una vida sedentaria; si su padre, madre o hermanos tiene diagnóstico de Diabetes Mellitus tipo 2; personas de raza latina; mujeres con síndrome de ovario poliquístico o mujeres que en el embarazo desarrollaron Diabetes gestacional. De igual manera, las personas que al nacer pesaron más de 4 kilogramos; si han presentado niveles de glucosa en la sangre por encima de lo normal; tener hipertensión arterial, o niveles bajos del colesterol HDL “bueno”, o tener los triglicéridos por encima de lo recomendado.
La resistencia a la insulina no presenta grandes síntomas, sin embargo, podemos darnos cuenta de que la tenemos si presentamos oscurecimiento de la piel del cuello, ingle, axila o pliegues del codo y podemos confirmar su diagnóstico tomando los niveles de insulina en sangre.
Afortunadamente, puede evitarse y revertirse si se realizan cambios en el estilo de vida que tu nutriólogo puede adaptar e individualizar, por ejemplo, consumir las calorías que tu cuerpo necesita de acuerdo con la actividad diaria que realizas, beber únicamente agua natural o bebidas sin azúcar, esto incluye al café, té o infusiones. También disminuir el consumo de bebidas azucaradas como refrescos, jugos o leches con azúcar añadida, y consumir verduras de manera frecuente, comenzando 2 veces al día e ir progresándolo poco a poco.
Realizar actividad física es indispensable para regular los niveles de insulina. La Organización Mundial de la Salud recomienda realizar al menos 150 minutos de actividad física por semana. Pero se puede comenzar subiendo y bajando escaleras y a corto plazo comenzar a realizar alguna actividad física ideal a tus gustos. Puedes bailar, ir al gimnasio, acudir a sesiones de pilates, pasear en bicicleta, pero también es indispensable complementar con ejercicio de fuerza, pues los científicos han descubierto que el incremento de la masa muscular hace que nuestro cuerpo enfrente de mejor manera la resistencia a la insulina y la pueda revertir.
Es importante destacar que la resistencia a la insulina aparece antes que la diabetes, por lo que es importante realizar anualmente análisis de sangre para poder ir monitoreando los niveles de insulina y poder prevenir la Diabetes Mellitus tipo 2 que, como sabemos, tiene su origen en un estilo de vida.
La Mtra. Monserrat Rodríguez León es directora de la carrera de Ciencias de la Nutrición de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG). smonserrat.rodriguez@edu.uag.mx
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